Arozamena, Arantzazu Anitua y José Gabriel Anitua en Laurak Bat. |
Por Mikel
Del Val, Alumno Internacional
“Laurak
Bat es la institución vasca más antigua fuera del País Vasco. En marzo cumple
140 años cumplidos ininterrumpidamente. Surge el 13 de marzo de 1877, y los
motivos principales de su creación responden a un punto de encuentro para
sociabilizar y para actuar como una institución de socorros mutuos, donde todos
pudieran ayudarse en el exilio”, explica la presidenta del centro, Arantzazu
Anitua y agrega: “Nuestro emblema es el
hogar de los vascos. Cuando se constituyó la institución, fue como un lugar
de acogida para aquellos que venían de la guerra, se recibió a todos. Fue un
lugar que actuó como base comunicante que recibía a gente, y se les ayudaba
para que emprendieran su camino en Argentina. Argentina fue muy generosa y muy
receptiva con todos los que llegaron”.
José
Gabriel Anitua, vocal del centro, cuenta su experiencia: “Mis padres fueron
producto de la guerra. Mi padre llegó a Argentina en 1933, antes de la Guerra
Civil. Mi madre, en cambio, vino en 1935, ya que la tensión en España era
considerable. Ambos vinieron previo a la guerra y se conocieron en Laurak Bat,
ya que era el lugar donde se juntaban todos los refugiados vascos”. Los padres
de Miren Amaia Arozarena también emigraron a Argentina pero por motivos
distintos. “Mis padres vinieron a Argentina en 1958. Mi padre por cuestiones de
trabajo estaba en Venezuela. En uno de los regresos al País Vasco conoció a mi
madre y se casaron en 1950. Volvieron a Venezuela y finalmente a Argentina”.
Laurak
Bat es un centro muy comprometido con la sociedad argentina que nuclea a todos
los inmigrantes vascos del país. “Se promueve ayudar a la colectividad vasca y
el resto de colectividades, participando con ellas en proyectos comunes. La
colectividad vasca tiene un gran arraigo histórico, muy presente en los 140
años del centro. A día de hoy sus influencias se centran en crear una comunidad
vasca más plural y progresista”, cuenta José Gabriel Anitua.
Después
de realizar una gran labor interna decidieron salir a la calle para darse a
conocer un poco más. Arantzazu Anitua lo explica: “Conformamos un grupo social
fuerte, y somos lo que somos gracias a ello. Hace unos años tratamos de
abrirnos a la comunidad para comunicar qué somos los vascos, por qué vinimos,
qué hicimos en Argentina… porque nosotros ya no nos podemos considerar
inmigrantes, nosotros somos descendientes de vascos, somos argentinos con
antepasados vascos”, cuenta la presidenta. Fue así cómo se volvieron partícipes
de Buenos Aires Celebra, “donde las distintas colectividades muestran sus
peculiaridades, y nosotros organizamos el día del País Vasco”, cuenta Anitua.
La
historia de este centro tiene un gran protagonismo en Argentina y un
reconocimiento institucional. “En un país que acaba de cumplir 200 años de
independencia, una institución que va cumplir 140 años es muy importante en
cuanto a su labor y su trabajo. En un país tan joven el camino que ha recorrido
Laurak Bat es grandísimo. Desde el gobierno nos están proponiendo hacer
distintos homenajes para reconocer la trayectoria de la colectividad vasca”,
cuenta Arantzazu Anitua.
Pese
a que la implicación en instituciones muchas veces se sustenta gracias a la
labor de los más veteranos, José Gabriel Anitua destaca que la base de Laurak
Bat la conforman los jóvenes. “Laurak Bat presume de juventud. En ello los
dantzaris (bailarines vascos) desempeñan un papel fundamental de militancia y
pertenencia. Desde su fundación siempre hubo un grupo de baile, el cual se fortaleció
con la llegada de gente proveniente de la posguerra. Pero eso no se quedó ahí.
En las semanas vascas solemos encontrar entre 400 y 500 dantzaris, una cantidad
que asombra dentro de una colectividad”. Gracias a la implicación de los
jóvenes, Arantzazu Anitua cree que el relevo generacional está asegurado, y
esto les da pie a poder preparar el futuro a largo plazo. “La colectividad
vasca tiene un colectivo activo de jóvenes muy presente, y a nosotros nos da
aire como para pensar que podemos seguir funcionando muchos años más. Sorprende
ver tanto joven involucrado activamente en la colectividad”.
Al
ser un centro vasco, desde sus orígenes tuvieron grandes y estrechos vínculos
con el País Vasco, los cuales perduran en la actualidad. Los entrevistados destacan
especialmente los vínculos que mantienen con las instituciones políticas
vascas. José Gabriel Anitua sostiene que “desde la fundación del Gobierno Vasco
siempre ha habido estrechos vínculos. Desde 1936, pasando por el exilio
provocado por el régimen franquista hasta los gobiernos venideros. Durante la
época del Franquismo se celebraba el Alderdi Eguna (día del Partido
Nacionalista Vasco), y aquí se juntaba dinero para mandar ayudas al Gobierno
Vasco que se encontraba en el exilio y a los presos políticos”.
Arantzazu
Anitua confirma que “al gobierno del exilio siempre se le sostuvo
económicamente. Cuando se formó la Comunidad Autónoma Vasca siempre hubo mucho
vínculo, y siempre ha tenido a la diáspora vasca en su hoja de ruta. Nosotros
siempre hemos sido muy considerados. Cuando empezó el sistema de ayudas, el
Gobierno Vasco decidió enviar ayudas a la colectividad del exterior, y
Argentina no fue una excepción”.
El
Gobierno Vasco sigue teniendo presente a los centros vascos situados más allá
de las fronteras vascas. Para ello, creó un plan de ayudas destinadas a las
colectividades vascas en el exterior. Arozamena indica que “las ayudas que más
llegan a Argentina se dividen esencialmente en tres apartados: las ayudas
relacionadas con los centros vascos para realizar actividades culturales; las
ayudas para instituciones de extrema necesidad; y, por último, se financia a
jóvenes que van a emprender experiencias más allá de las fronteras vascas para
impulsar la cultura. En cuanto a las ayudas económicas, el Gobierno Vasco manda
la convocatoria a todos los centros vascos, y los centros presentan sus
proyectos con las actividades que se van a realizar y el presupuesto que se
puede desembolsar. De esos proyectos nacen las ayudas para los centros en el
exterior”. Pese a que año a año cuentan con subvenciones provenientes del País
Vasco, Arantzazu Anitua destaca que aunque estas ayudas son importantes “es
imprescindible crear recursos propios. No podemos vivir de las subvenciones del
Gobierno Vasco”.
De
puertas a dentro, la mayoría de las actividades que se organizan están ligadas
al País Vasco. Los tres entrevistados sostienen que “se practican deportes de
frontón, clases de euskara, dantzas, coro, mus y gastronomía (el club cuenta
con un restaurante propio), desde los más jóvenes hasta los adultos. Como
actividades extraordinarias, celebramos todas las fechas significativas del
País Vasco como San Ignacio, San Miguel o Aberri Eguna; y como gran actividad
anual organizamos el Buenos Aires celebra el País Vasco, la cual es nuestra
actividad principal y referente, en la cual salimos a la calle y somos los
organizadores del evento”.
A
día de hoy están inmersos en los preparativos de cara a la celebración que
están preparando para marzo de 2017 a fin de conmemorar los 140 años de
existencia de Laurak Bat. Arozamena da más detalles: “Se cerrará la Avenida de
Mayo. El año pasado reunimos a 20.000 personas. Hay danzas, música o deporte
rural”. Arantzazu Anitua destaca que además de Laurak Bat “participan todos los
centros vascos que colaboran con nosotros para mostrar a Buenos Aires quién
somos los vascos”.
Todos
constatan que Laurak Bat es el lugar donde se han criado y desde donde trabajan
por crear colectividades vascas activas en el exterior. Arantzazu Anitua dice
que “para nosotros es nuestra segunda casa”. Lo que más destacan es su
sentimiento de pertenencia hacia el club y así lo dice Arozamena, secretaria y
profesora de euskara en el centro. “Mi madre me dice que aprendí a bailar antes
que a caminar. Mis padres llegaron en 1958 y yo nací en 1961. Salvo los
laborales, todos los vínculos de mis padres estaban ligados a la colectividad
vasca. Toda nuestra vida la hemos desarrollado aquí”, cuenta Arozamena. Las
palabras de la presidenta Arantzazu Anitua engloban lo que es y lo que quiere
ser Laurak Bat. “Las épocas y las relaciones cambian, pero el club lleva
consigo un sentimiento de pertenencia. Uno sigue rescatando a Laurak Bat como
símbolo de encuentro social. Es como una gran familia. Uno sigue eligiendo
pertenecer, más allá de la ascendencia vasca. Queremos que esto siga siendo el
mismo espacio para nuestros hijos”, concluye.
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