Después de
tantos años de debate y lucha, en 2013 se sancionó por mayoría la Ley de
Fertilización Asistida, en la Cámara de Diputados de la Nación, que garantiza
el acceso integral a procedimientos de reproducción asistida. Pero aún existen
miles de preguntas por parte de la sociedad y dudas sobre su cumplimiento.
Rocío
Bordignón 4LPM
Cada
vez hay un mayor número de mujeres que desean ser madres. Él incremento es
constante debido a la mejora de las técnicas de reproducción asistida y la
aplicación legal de las mismas. Para muchas la maternidad no es ocasional, pero
tampoco excepcional. Cuando conseguir un bebé de forma natural se torna
imposible, las personas suelen acudir a la ciencia. Hay dos maneras distintas:
tratamientos de baja complejidad (se insemina
introduciéndole el semen del varón), y los de alta complejidad (más
riesgosos debido a que hay que esperar que el embrión se prenda), como los
tratamientos invitro (el embrión se gesta en el exterior con óvulos o espermas
donados).
El
precio de los diferentes tratamientos de fertilización asistida varían de
acuerdo a las clínicas de fertilidad y la cobertura de las obras sociales. En
Argentina, la Ley 26.862 de Reproducción Medicamente Asistida, sancionada y
promulgada en junio de 2013, contempla el acceso integral a los procedimientos
y técnicas médico-asistenciales de reproducción medicamente asistida. Pese a
esto está pendiente cierta regulación y marco legal. La misma no impone límite
de edad, no discrimina tipo de pareja, avala tratamientos de alta y baja
complejidad, equiparando la igualdad del derecho a ser padres. Si una mujer
decide convertirse en mamá, el primer paso consiste en una revisión médica. El
costo económico sigue siendo un impedimento. La cobertura de medicamentos es
del 100%, pero no todas las obras sociales lo cumplen. Los pacientes terminan
realizando un amparo judicial y lo que no termina saliendo de su bolsillo.
Por
lo general a partir de los 35 años, el organismo disminuye su capacidad para
adaptarse a los cambios que supone un embarazo. Al aumentar la edad, el riesgo
se incrementa. A la periodista Milva Castellini a sus 30 años de edad le
descubrieron endometriosis (las células del revestimiento del útero crecen en
otras zonas de la cavidad pélvica). A sus 36 quiso buscar un hijo con su
pareja, pero las cosas empezaron a complicarse, pese al diagnóstico continuaron
su deseo. Durante 2 años, Milva se enfrentó a una lucha muy difícil, tenía
severos problemas que le estaban afectando el sistema reproductivo y la calidad
de sus óvulos. Luego de una serie de operaciones, comenzó a someterse a
tratamientos de alta complejidad (su cuerpo estaba muy afectado). “Con
Sebastián (esposo) supimos pararnos frente al dolor, decidimos no sufrir más, y
aceptar que no había otro camino para ser padres y teníamos que afrontarlo de
la mejor manera. Asumimos que fue los que nos tocó, y cuando dejamos aferrarnos
al dolor todo resultó”.
Miradas de amor, entre Milva y su hijo Martiniano |
Las
parejas deben someterse a un lapso muy desgastante, desalentador y traumático.
La mujer debe someter su cuerpo al tratamiento, y cuando este no funciona la
tristeza es inmensa. “Uno se enfrenta a etapas de angustias, dudas y preguntas,
pero hay que encontrar la calma, y atravesarlo como cualquier enfermedad”,
explica la periodista. Además agrega lo importante de colaborar con parejas que
pasan por la misma situación, compartiendo experiencias y consejos. Existen
varias asociaciones que brindan él acompañamiento necesario y apoyo en estas
situaciones. Una de ellas es la Asociación Concebir, fundada hace 20 años por Isabel Rolando y Estela Chardon,
“atravesé por la experiencia, junto a Isabel vimos que a la gente le faltaba
apoyo, nos pareció muy importante, empezar con esta lucha y apoyo en conjunto”,
comentó Chardon. Concebir desde 1995 brinda asesoramiento legal en el tema,
apoyo y asistencia. También realizan todos los meses talleres gratis y
reuniones entre los pacientes divididos en grupos de acuerdo al tratamiento.
Uno
de los grupos más grandes del establecimiento es “Madres Solteras por
Elección”, coordinado por Ana Claudia Ceballos. Ella estuvo casada y convivió
11 años junto a su esposo, pasó el tiempo y relegaron la circunstancia de
convertirse en padres. “Después de separarme me cayó la ficha, la realidad no
va de la mano de lo que uno desea”, comenta Ceballos. Ella deseaba
profundamente ser madre, y se enfrentó al prejuicio social de que para ser
madre es necesario un hombre al lado y se encaminó como cabeza de hogar. “Ser
madre es el acto de amor más grande que puede haber, yo no quería renunciar a eso”,
explica. El nuevo Código Civil estableció que cualquier persona que demuestre
la “voluntad procreacional” será progenitor del nacido, sin importar la vía
genética y biológica. Los surgidos mediante donación de esperma pueden acceder
a la información identificatoria si el donante es de identidad abierta (nombre,
apellido y datos del individuo).
Integrantes de CONCEBIR |
Para
acceder a la carpeta del donante, él menor es el único que puede presentar una
petición ante un Juez para ver quién es su progenitor. La justicia no obliga a
las personas a crear un vínculo entre el donante y el niño por más que exista
carga genética entre ambos, no hay filiación genética ni derecho hereditario.
En la actualidad nos encontramos en una sociedad cargada de prejuicios, donde
falta cierta apertura mental y aceptación a informarse en el tema “Hoy en día
no hay familias que se impongan a la decisión, muchas se informan y lo
aceptan”, declaró la coordinadora del grupo. Se ha cuestionado muchas veces en
los medios de comunicación sobre el porqué la mujer desea dar a luz soltera,
abarcados con cierto prejuicio y desinformación al respecto. “Los medios deben
tener en cuenta que hay mujeres que se someten al tratamiento, y hay muchos
niños nacidos de ello, que son pensantes y comprenden de lo que hablan, y no
dejan de ser personas”, agregó Ceballos. Además añade “necesitamos una sociedad
con mayor apertura mental, en última instancia es Dios quien decide que un niño
venga al mundo o no”, finaliza.
FINAL FELIZ
“El día que recibí la noticia que estaba embarazada
fue una sensación de plenitud total. Cuando tuve a Martiniano en brazos sentí
mucho orgullo de todo lo que me banqué, lo miraba y quería decirle ¨no sabes lo
que te esperé, lo que luchamos, lo que te buscamos¨”- Milva.
“Estaba en el estudio y me llamó la médica para
decirme que estaba embarazada. Toqué el cielo con las manos, fue lo más
maravilloso que pude escuchar. El día del parto no tiene descripción posible,
escuchar su llanto por primera vez, no me lo olvido más”. Ana Claudia
Asociación
Concebir
Dirección: Tucumán 1613, 6° PISO DEPARTAMENTOS C Y
D
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