Desde hace unos años, el poder de los
seguidores de las celebridades tiene una gran participación en una de las redes
más utilizadas del momento. Ellos son cada vez más y encuentran en este lugar
un espacio para expresarse y comunicarse con personas que no con
ocen, pero
comparten la misma admiración. El fenómeno explicado por los mismos fanáticos.
Por Mayra Alvarez. 4ºLPE
El fan del siglo XXI tiene muchos más privilegios si
nos ponemos a pensar cómo era la situación en otros tiempos, en los que la
única forma de llegar al radar de tu ídolo se limitaba al contacto cara a cara.
Hoy todo es distinto. Con las redes sociales, se abre un paraguas de
posibilidades. Twitter, con la presencia de los famosos, se convirtió en el
lugar elegido por los fandoms –el conjunto de aficionados sobre una determinada
persona, equipo o fenómeno en particular- para quedarse y dejar su marca
digital.
Son múltiples las razones que pueden originar el
fanatismo puro del que estamos hablando. A su vez, puede haber seguidores de
todo tipo de artistas: actores, músicos, bailarines, personajes excéntricos de
la televisión, incluso youtubers. Cada sector maneja sus propios códigos en las
redes, pero todos tienen algo en común: esa admiración y amor incondicional por
la persona que apoyan en cualquier proyecto que emprendan. “¿Saben qué es lo
lindo de tener ídolos? El esfuerzo que le pongo para poder verlos y abrazarlos,
para apoyarlos en todo lo que hagan”; dice Lucía
Vázquez, fan de Lali Espósito, en su cuenta personal de Twitter. Ella le cuenta
a ASTERISCO que su fanatismo por la artista empezó desde la infancia con
Floricienta, con visitas al teatro donde Espósito participaba y en los últimos
años, esa relación se afianzó: en el mes de septiembre, Vázquez asistió a los
cuatro shows que la cantante dio por la presentación de su segundo disco en la
ciudad.
La televisión también fue el punto de partida para
María Belén Balich y Brenda Mendieta. La primera, fan de Gabriela Toscano, se
volvió fanática el año pasado con la participación de la actriz en Esperanza
Mía. De ahí en más empezó a interesarse por su vasta trayectoria de varias
décadas, que aún continúa descubriendo: “a Gabriela la admiro por su actuación,
por su arte. Ella es humilde, simple y la fama no la encandila, sólo se
concentra en contar historias y que nosotros nos lleguemos a identificar con
cada caso y que se vea lo más real posible”.
Brenda es fan de Florencia Vigna, una participante del
programa Combate en Canal 9. La actitud de la bailarina y su forma de proceder
en los juegos generaron una admiración de su parte que ya lleva más de dos
años. Incluso lo llevó a un paso más adelante al tatuarse algo referenciado a
su ídola. Muchos la reconocen en Twitter por eso, incluyendo la misma Vigna.
“Quería demostrar el amor y cariño que le tengo, pero lo que realmente me llevó
a hacérmelo fue dejar una marca en todo este camino. Sé que ahora la llevo
conmigo para siempre, es una forma de sentirla cerca y que ella sienta el apoyo
mío”, cuenta Mendieta.
Una
de las más grandes exponentes a nivel nacional es Libertad Borda, una docente
de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires quien
dedicó su tesina de doctorado al tema de los fanáticos en América Latina y
además administra, junto a otros colegas, el sitio ‘Seminario de Fans en la Web’ en la red social Tumblr.
Borda le da un marco teórico al tema y dice: “En Las representaciones
mediáticas, puede verificarse la persistencia de una
“multitud histérica”, con todas las redes de actitudes que pueden reiterarse:
visibilidad, irracionalidad, peligrosidad potencial o efectiva y sus
correspondientes encadenamientos argumentativos”. Ella considera a los fanáticos como redes de
reciprocidad debido a todos los intercambios simbólicos que hay entre ellos y
por las características que tienen en común que los lleva a juntarse y, en
ocasiones, ayudarse.
La
dinámica tuitera
Lo más común es el uso de cuentas destinadas
únicamente a esas personas que idolatran. Los íconos de perfil suelen ser esos
famosos que ellos valoran y acompañan en su carrera. Vázquez cuenta con una
cuenta dedicada a Lali y comenta a ASTERISCO sobre la comunicación en esta red
social: “En Twitter todos tienen su grupito, el mío se llama “Sombras de Lali”,
somos 5 chicas. De vez en cuando nos
juntamos. Hay varios grupos que se destacan y pueden surgir peleas”. Sobre esto, Mendieta dice: “Somos muchísimos.
Se forman grupos de amistad realmente hermosos. Los “vignistas" (así nos
llamamos los fans de Flor), son personas completamente hermosas. Te escuchan,
te apoyan, te dan consejos y es algo lindo. Se forman lazos muy fuertes”.
En todos los casos se forman amistades gracias y
mediante esa cuenta dedicada en la red social, las cuales se destacan por un
alto grado de entendimiento gracias al fanatismo por esa persona que tienen en
común. Todos tienen el objetivo de desear lo mejor para esa persona que adoran.
Por tal motivo, es normal encontrar proyectos en conjunto. Tan solo basta con
revisar el sector de las tendencias de la aplicación para encontrase con las
variadas propuestas. Un ejemplo: el hashtag #FlorVignaTrendy que debían
utilizar las vignistas para que la bailarina pueda ganar en una categoría en
los Kids Choice Awards fue utilizado más de 20 millones de veces sin contar los
retuits. Los fans se hacen notar y mucho.
El fanatismo es un fenómeno social que siempre
existió pero que hoy está más vigente que nunca. Solo el tiempo dirá si este
fenómeno seguirá en la aplicación de los 140 caracteres o mutará hacia otra red
social. Mientras tanto, siempre quedarán los fans, esas personas que dan un
cariño sin igual hacia una persona que idolatran y cuya experiencia dejará una
marca en los jóvenes que decidieron seguir ese camino durante su etapa de
crecimiento. Este es el caso de Vázquez, quién reflexiona: “Yo creo que Lali va
a marcarme para toda la vida. Es una persona que me acompañó desde que soy muy
chiquita hasta ahora que ya estoy en la adolescencia. Va a ser imposible
olvidarme de ella, y por eso creo que siempre voy a estar apoyándola“.
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