La revista Asterisco estuvo con una estudiante de
intercambio y nos contó sus experiencias en Argentina. Desafíos, anécdotas y reflexiones de una estudiante vasca en nuestro país.
IGOR ETXEBARRIA
IGOR ETXEBARRIA
Gaëlle Rocher es
una estudiante vasca que estuvo de intercambio en Buenos Aires desde julio de
2015 hasta diciembre de ese mismo año. Para ella fue una buena experiencia y no
dudaría en repetirla.
¿Cuándo
decidiste participar en el programa de intercambio?
Desde que empecé
la universidad ya supe acerca de los programas de movilidad. Estuve esperando a
que llegará el momento de poder participar. Me parecía que iba a ser una
oportunidad que tenía que aprovechar. ¿Poder estar viviendo una temporada en
otro país y compaginar los estudios con eso? Me parecía que podía estar muy
bien.
¿Por qué elegiste Argentina como país de
origen?
Lo que me llevó a
ponerlo como primer destino en mi lista al hacer la petición de la movilidad,
fue cuestión del idioma y de la comodidad que eso me supondría. Por otro lado,
mucha gente del País Vasco se siente atraída por Latinoamérica, entonces
también me influyó que los de mi alrededor tuvieran un interés especial por
Argentina.
Si tuvieras que definir Argentina en 5
palabras. ¿Cuáles serian?
Mi mayor
experiencia fue en Buenos Aires y los porteños y la capital tienen algo
especial. Definiría Buenos Aires con estas cinco palabras: diversidad,
suciedad, alerta, cultura y oportunidades. Y así definiría el país: inmensidad,
recursos naturales, turismo, compañerismo y contraste.
¿Repetirías la experiencia? ¿Por qué?
Si repetiría la
experiencia y me parece que ha sido algo muy trascendente para mi vida. Todas
esas vivencias que tienes en lugares tan diferentes y en los que eres el único
responsable de tus decisiones son especiales. No tienes el respaldo de nadie de
confianza en un principio. Te planteas situaciones o ideas que antes no
hubieras hecho, valoras las relaciones entre las personas de otra manera,
consigues simplificar más y quedarte con las cosas más importantes de la vida.
¿Cuáles fueron los lugares qué más te
gustaron en el ámbito turístico?
Primero, dentro
de Buenos Aires, diría que uno de los sitios que más me gustaba era el Centro
Cultural de la Recoleta. Me parecía un edificio magnífico. Era un lugar muy
espacioso, idóneo para hacer exposiciones o actividades artísticas.
El barrio de Boca
es turístico y me parecía curioso. Me gustó la forma como estaban pintadas las
casas, pero estaba excesivamente pensado para llamar la atención. En el ámbito
turístico mi lugar favorito era Tigre.
Fuera de la ciudad,
lo que más me impresionó fueron las cataratas de Iguazú. También diría que
cualquier rincón de la Patagonia o el Glaciar de Perito Moreno en Calafate son
impresionantes.
¿Qué te pareció el sistema educativo? Y
la universidad?
Mi universidad en
el País Vasco tenia un convenio con la UMSA (Universidad del Museo Social
Argentino) para la carrera de Bellas Artes. Teniendo en cuenta que esta
universidad privada era muy pequeña, no tenía apenas recursos y podías lograr
el título sin mucho esfuerzo y para mi no fue nada valioso. Me pareció más una
academia a donde vas a aprender cómo es la técnica sin profundizar en la
enseñanza del arte.
¿Qué tal la experiencia de vivir lejos de
la familia?
La verdad es que
está bien alejarte de la gente que siempre esta ahí ayudándote. Al principio es
más difícil porque no estas acostumbrada a enfrentarte sola a todos los
dilemas. No tardas mucho en acostumbrarte a la situación y empiezas a ser más
consciente de ti misma y de tus capacidades. Tu familia te sigue mandando
dinero y sigue estando disponible para lo que te pueda ayudar desde la
distancia. Esa lejanía es un poco relativa, porque sigues teniendo las cosas
bastante resueltas. Al fin y al cabo son unas vacaciones largas.
-¿Alguna anécdota o
experiencia que te gustaría contar y que crees que es interesante para que los
argentinos o los alumnos de intercambio quieran saber?
Hay algunas cosas
que son difíciles de expresar, cosas que llevo dentro de mi y son las más
especiales. Pienso que alejarte de todo y vivir una vida tan diferente te hace
ser una persona más abierta y me alegro por ello. También creo que para
conseguir eso tienes que dejarte llevar en cierta medida, tener disposición
para probar cosas nuevas y dejar los prejuicios de lado. Es una experiencia muy
buena si estas por la labor de querer que sea una experiencia as í. No conozco a nadie que diga lo contrario. Es una de la únicas
oportunidades que nos brinda la universidad y hay que aprovecharla. Una vez
estés en el país, te tienes que centrar en las cosas importantes y vivir.
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