Campanópolis está ubicada en el centro de Gonzaléz Catán |
Agustín Jamele-Periodismo
@agusvs
La ciencia ficción se empeña en crear historias donde grandes
máquinas nos permiten viajar al pasado. El ser humano debe tener una
cierta obsesión por vivir momentos que pasaron hace mucho. Sin
embargo, muy de vez en cuando, logra su objetivo sin la necesidad de
recurrir a la imaginación. Es que hay ciertos lugares, un poco
místicos quizás, que logran detener el tiempo. Por algún motivo
las horas, semanas, meses y años no aplican para ellos. Son pocos
pero existen y cuando tenés uno a media hora de donde vivís no
podes desperdiciarlo.
Hay 200 hectáreas de estructuras antiguas para visitar |
Recorrer el lugar por completo lleva alrededor de dos horas. Grandes
campos, bosques y hasta un arroyo forman parte del paisaje. En el
medio de todo se elevan estructuras representativas de la Edad Media.
Una torre, que según la leyenda esconde una doncella, se impone en
el centro del predio. Está rodeada por casas y de alguna manera
custodia Campanópolis. Con sus 30 metros de altura es la edificación
más alta que se haya construido allí. Muy cerca están los hogares
de los aldeanos. Construcciones bajas hechas con materiales antiguos
invaden la vista al iniciar el recorrido.
30 metros vive la torre que cuida Campanópolis |
Al caminar aparecen más indicios del pasado. Molinos para la comida,
plazas para las competencia y grilletes por si hay alguien que
encerrar aparecen sin ser advertidos. Todo está ubicado en su lugar
como si nada hubiera cambiado en los últimos cuatrocientos o
quinientos años. Sólo permanecen estancados en la tierra desafiando
al tiempo y las épocas. Y si dentro de cientos de años alguien
tiene la idea de pasar por ahí seguramente los encontrará.
“Don Antonio fue diagnosticado con una enfermedad severa y su vida
cambió a partir de este hecho. Lejos de deprimirse vende sus
empresas y compra estas tierras. Al poco tiempo empieza a construir
la aldea y la llama Campanópolis” expresa la guía mientras señala
la torre y las pequeñas casas. Nadie sabe por qué decidió hacer
eso. Nunca les contó a sus familiares el motivo de su accionar pero
tampoco se lo preguntaron. Decidieron dejarlo y cuando vieron el
resultado final supieron que habían tomado la decisión correcta.
El pueblo medieval se mantuvo en secreto durante mucho tiempo. Sólo
las personas cercanas al dueño eran invitadas y nunca nadie durmió
una noche ahí. Según las malas lenguas, y algunos vigilantes
nocturnos, hay fantasmas que rondan por las noches. Nadie comprobó
si esto es cierto pero tampoco hubo un valiente que se instalara al
bajar el sol para asegurarse. Hay cosas que es preferible no saber.
Hace un tiempo se tomó la decisión de abrirlo al público muy
paulatinamente. Por ese motivo se dio inicio a estos recorridos en
pequeños grupos. Los guías se aseguran de no perder de vista a
nadie para cerciorarse que todo permanezca en su lugar. La entrada
sale $150 para los mayores y $75 para los menores de 12 años. La
única regla en lo que refiere al ingreso es que por cada adulto
ingresan sólo tres menores. Según explican, es una manera de poder
cuidar a los más pequeños.
Hace poco tiempo abrieron el predio a visitas |
Además de las construcciones mencionadas también hay una iglesia,
estaciones de tren, una pequeña villa con casas de personajes de
cuentos famosos y hasta la representación de una chacra del
Gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas. Museos con objetos
de madera, hierro y otros materiales coronan la aldea. Su creador los
edificó para mostrar objetos extraños que fueron encontrados a lo
largo del tiempo. Todo parece frágil y a punto de romperse. Es por
eso que está prohibido andar sólo por Campanópolis.
No es el único medio de lucro que tienen los dueños de la aldea.
Sin saber dónde llegarían hace más o menos una década, mucho
antes de las visitas, abrieron las puertas a producciones
audiovisuales. “En las casas y calles se filmó una película de
Casi Ángeles, bailó Susana Giménez para la presentación de su
programa, se sacó fotos Mariano Martínez y hasta se organizó una
reunión para festejar el comienzo de la serie Game Of Thrones en
Argentina” cuenta Macarena apelando al “cholulismo” para captar
la atención de algunos distraídos sobre el final del camino.
El tiempo es algo extraño. Por mas que sea exacto avanza distinto
según la situación. En Campanópolis pasa rápido, demasiado, y la
visita se termina. Macarena agradece y cada visitante se dirige a su
auto para volver a la civilización. Porque es verdad, el tiempo es
misterioso pero no se lo puede engañar. Siempre va hacia adelante
con paso firme. Bueno no siempre quizás, algunas veces nos permite
jugar y volver cinco siglos para pasear por la Edad Media en González
Catán.
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