Yo la esperaba en el bar Los Sueños Compartidos , ella corría con sus tacos altos para alcanzar el subte y no llegar tarde. Castaño su pelo y sus ojos, con las piernas más enteras que jamás haya visto y podido comparar. Era una chica algo dura, pero sensible, de rostro provocativo. Una cuadra antes de llegar al bar, se soltaba el pelo, acomodaba el cuello de su camisa, su falda y su pañuelo rojo, se pintaba los labios y se ponía el perfume de los jazmines recién cortados que tanto me gustaba. Todo lo hacía sin que yo lo supiera, para parecer más natural y hermosa de lo que ya era. Lee el cuento completo en la revista . Por Daiana Véliz, 2M CLPE.
Publicación de práctica universitaria de los alumnos de la FCECS-USAL